Yo he estado en un colegio de monjas =] toda primaria, ahí nos re-enseñaron compartir, a ayudar al projimo, y no ser indiferentes a las necesidades de los demas.
Mi familia me tenia miedo, pues yo siempre iba con mis rifas de Fe y Alegría, que tenia que ayudar para el Domund, o el , Óbolo de San Pedro, Clínica San Juan de Dios, Cáritas, etc.
Cuando estaba más grande, regalaba los sandwiches que preparaba mi papá a los niños cantores del micro, me sentía como la Madre Teresa pensando lo rico que comerían (mientras q yo me quedaba en ayunas hasta el lonche).
Siempre que iba en micro, compraba lo que estuvieran vendiendo (no me lo comía, pero lo compraba).
Iba yo caminando hace poco y veía a un hombre mayor, de esos sin edad que se dedican a vender golosinas en los carros.
Y mientras, me iba acercando para comprale lo que sea que estuviera vendiendo, (de mi pobreza compartimos, como leí alguna vez en un libro)"Pobre hombre, -pensaba yo- se esfuerza a su manera para
darle todo a su familia, así como mi papá se saca la mugre para que yo pueda ir
decente por ahí"
Se me salían las lágrimas pensando cómo sería mi vida si la suerte me fuera cambiada con la de este hombre, cuando de pronto, éste se voltea me ve mirándolo (con mi cara de Candy en el hogar de Pony) y me dice:
- Mamacita